AD Hotel Montesol Ibiza

29 September 2019
AD Hotel Montesol Ibiza

Ibiza es un territorio de contrastes, famosa por su ambiente nocturno, también lo es por los tesoros infinitos en forma de calas de aguas turquesas, atardeceres hipnóticos y monumentos declarados Patrimonio de la Humanidad. De tal variedad es lógico que la oferta hotelera sea igual de amplia para poder acoger a los miles de turistas que cada temporada aterrizan en la isla. Pero aquí quien dió el pistoletazo de salida en lo que a hospedaje de lujo se refiere fue la firma Hilton, que en un edificio declarado Bien de interés Cultural abrió las puertas del que fuera el primer hotel de Ibiza. Corría el año 1933 cuando este coqueto y exclusivo hotel de tan solo 33 habitaciones comenzó a acoger visitantes ávidos de descubrir las maravillas ibicencas. Ubicado en la capital insular, en el céntrico Paseo Vara de Rey, junto al puerto y los barrios históricos de La Marina y Dalt Vila, el hotel-boutique 5 estrellas Gran Hotel Montesol Ibiza, de la colección Curio de Hilton, se erige con una imponente fachada de estilo colonial de inicios de siglo. Este símbolo histórico y cultural de la isla comenzó su andadura como lugar de alojamiento y comedor para los pasajeros de los cruceros que llegaban procedentes de Barcelona y Mallorca, así como para los intelectuales y artistas que encontraron en la ciudad un refugio creativo desde la década de los años 30.

En sus 84 años de vida, el Gran Hotel Montesol Ibiza ha reunido en sus salones a personajes ilustres como Erwin Broner, Josep Lluís Sert, Raoul Haussman, Will Faber o Rafael Alberti; ha participado del movimiento contracultural que situó Ibiza en el mapa internacional en la década de los 60, atrayendo a la isla a espíritus libres como Pink Floyd, Antonio Escohotado, Orson Welles, Clifford Irving, Roman Polanski…; fue el hotel favorito de la jetset y la industria de la moda en los años 70 y 80 con Carolina de Mónaco como musa y Elmyr d’Hory como irreverente mente creativa; asistió a la eclosión de la dance music en los 90 y vivió con la isla y su gente el cambio de siglo para comenzar a escribir un nuevo capítulo en su apasionante historia en el año 2016, año en que tras ser completamente reformado, volvió a reinaugurarse.

El eclecticismo y las diferentes épocas se perciben nada más pasar la puerta de entrada. La recepción del hotel convive con el restaurante el cual es una mezcla de estilos y épocas vibrante. Con su barra de bar inspirada en los años 30, sus sillas altas de la década de los cincuenta y una mezcla variada de detalles como el imponente dinosaurio que recibe al visitante y la increíble delicadeza de los suelos en mosaico, en este nuevo aspecto interior del hotel el interiorista Lázaro Rosa-Violán ha puesto todo su esplendor. Concebido como un espacio de socialización bañado por las vistas del mar y de la muralla renacentista ordenada construir por el rey Felipe II en 1555, en el hotel resuenan la historia y el estilo de vida elegantemente relajado y cosmopolita de Ibiza.

Los materiales nobles como la madera y la piedra ceden el protagonismo a las flores y los detalles que hablan de Ibiza, como el mural de cerámica que preside el restaurante ubicado en la parte inferior con firma Sagardi y las fotografías del artista Toni Riera que decoran las escaleras que llevan a las habitaciones. Pero su toque presente se mezcla con una nostalgia y un homenaje al pasado, la cual se percibe especialmente en el mobiliario que decora la habitación, minimalista, con un corte elegante fruto de la simpleza e inspirado en los muebles de inicios de siglo. También su pasado se vislumbra en la sobriedad de sus mesas y en el ventilador de madera ubicado sobre la cama, así como en las lámparas.

Es también en las habitaciones donde la elegancia brilla gracias a la monocromía del blanco y el negro que baña todos los rincones. El negro de los marcos de las puertas así como del ojo de buey que deja entrar la luz al baño a través de la habitación le da un toque distintivo al blanco de las paredes y a la delicadeza de la cama king size. Sin embargo tonos suaves otorgan un toque contemporáneo a la estancia, conseguido gracias a los grises, azules y amarillos claros escogidos para los sillones. El guiño a Ibiza lo completan los sofás de tonos azules y las delicadas figuras de porcelana de una pareja de locales con ropas tradicionales creadas para el hotel por una artista local que sonríen al visitante sobre la mesa de cristal dispuesta en las tres suites que alberga el hotel.

Pero la mejor sorpresa se esconde en la parte superior del hotel Montesol Ibiza. Un rooftop permite disfrutar de unas vistas únicas de la ciudad medieval de Ibiza, catalogada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Su muralla iluminada sobre las casas blancas del centro de la ciudad crea una postal de ensueño en esta terraza abierta donde el mimbre es protagonista.


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